Consejos para un niño o niña que se acerca a Dios

Niño, niña: tú que te acercas a Dios. Lo primero que debes saber es que el Reino de Dios te pertenece. Déjate guiar por Dios. Él te sostendrá y bendecirá. La Biblia dice que Jesús bendecía a los niños y quien no fuera como uno de ellos —es decir, como uno de ustedes— no entraría a Su Reino.

Las Sagradas Escrituras muchas veces usan analogías con árboles. Así como un árbol está expuesto a peligros como un leñador o una tormenta eléctrica, también todos nosotros estamos expuestos a peligros. Ten cuidado. Sabrás reconocer una persona que pertenezca al Reino de Dios —así como tú— cuando posea el Espíritu Santo. El Espíritu Santo hace que un árbol produzca frutos buenos: amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad y humildad. Quienes no tienen el Espíritu producen malos frutos: inmoralidades, hacen cosas impuras y viciosas, adoran ídolos, practican la brujería, mantienen odios, discordias, celos, se enojan fácilmente, causan rivalidades y son envidiosos.

Niño, niña: Dios te ama. Parece una frase sencilla, pero está llena de profundidad, belleza y sabiduría. Dios se ha acercado a ti. Dios bajó de las alturas de los cielos y convivió con nosotros. Sufrió por los errores de todos nosotros y venció: resucitó.

Si soñabas con ser una princesa, te doy la buena noticia de que ya lo eres. Tu sueño se ha hecho realidad. Si soñabas con ser una persona importante, te doy la buena noticia de que ya eres parte del Reino más grande que haya existido. Un Reino que nunca terminará, a diferencia de los reinos de esta Tierra que perecen.  Si te gusta crear mundos y eres imaginativo, te doy la buena noticia de que Jesús ya tiene preparado un nuevo mundo para ti, mucho mejor que todos los que hayas creado con tu mente. 

¿Qué quiere Dios de ti? Él quiere tu corazón. Quiere que le ames. Quiere ser lo más importante en tu vida. Mantén tu amor hacia Él y permítele brillar a través de ti, viviendo en ti. Una luz es imposible de ocultar.

Él quiere estar contigo y quiere que pases tiempo con Él. Quiere saber tus problemas, tus alegrías, tus penas. Quiere comunicarse contigo. Te aconsejo que converses con Él cada día. Te aseguro que si hablas con Él, tus problemas te parecerán más pequeños, porque los compararás con Su grandeza; tus alegrías serán mucho más grandes porque Su gozo henchirá tu corazón; tus penas sanarán más pronto porque Él es el consolador, y la paz llenará todo tu ser.