Sexo

Hoy quiero hablarles de sexo, para lo cual analizaré una canción de Los Prisioneros (banda chilena de rock) llamada así. Los invito a leer la letra, y a escuchar, si así lo desean, la canción (el vídeo es muy bueno). 

“El mejor gancho comercial 
apela a tu liberalidad
toca tu instinto animal
rozando la brutalidad.
Te lo encuentras en la pared
en el anuncio de un licor
pegado en un mostrador
gritándote a todo color.
Sexo compro.
Sexo vendo.
Sexo arriendo.
Sexo ofrezco…
Ya no hay de qué enrojecer.
Es cotidiano, ya lo ves.
Ahora la virginidad
es una cosa medieval.
Es tu carnet de madurez,
tu pasaporte a la adultez.
Ella no es una mujer para amar
sino un enemigo al cual doblegar.
Las rotativas de imprenta
ya estan empezando a editar mas mujeres desnudas
y tu tienes una cara de cliente facil.
Tú compras por una promesa de sexo
abres la boca y te meten el dedo
y les sigues el juego
y les das tu dinero
y te sientes muy hombre
y me río en tu cara de tu estupidez.
Gamulán que se duerme se lo lleva la corriente.
Tangente de 45″.

Mi interpretación de la canción es que Jorge González (compositor) nos habla de una crítica a la comercialización del sexo. Es una crítica de cómo el sistema ha logrado mercantilizar algo tan sagrado y puro como lo es la relación sexual. Pareciera que ahora se ha distorsionado la mirada. Ya no se ve a la mujer u hombre como una persona creada por Dios, para ser amada, sino como objeto. Vemos muchas veces en la televisión cómo abusan del sexo para lograr más rating. Se mantienen programas horrorosos en la TV solo por mostrar mujeres desnudas. Películas desastrosas solo tienen algo de público por mostras escenas sexuales. 

Para vender un producto, como una cerveza o un “licor”, muestran un hombre con muchas mujeres atractivas a su alrededor. Y ¿qué hace la gente? En vez de pensar bien el anuncio de publicidad, compra. Las personas se vuelven muy susceptibles con la publicidad. 

El sistema hace pensar a las personas que entre más sexo tienes, más exitoso eres. El sistema quiere mostrar que entre más sexo tienes, más feliz eres. De esta forma, inculcando este pensamiento, cada vez se venden más productos relacionados con el sexo: revistas, sitios web, medios anticonceptivos, etc. Lo que el sistema no muestra (porque no le conviene) es lo vacío que te deja el sexo sin amor ni compromiso. No muestra el daño espiritual que le hace a las personas involucrarse con alguien a quien no aman ni confían. 

Vivimos en una sociedad en que el sexo se compra, se vende, se arrienda y se ofrece. ¿Les parece sano aquello? ¿No creen que estamos siendo víctimas de un sistema que busca, a todo lugar, convertir todo lo que se le cruza en un producto de venta?

Muchos años después, Los Prisioneros cantarían una nueva canción (menos famosa) llamada: “El verdadero sexo”. La letra dice lo siguiente: “Y tú / has traído el verdadero sexo / has traído el verdadero sexo /el que nace del amor”. 

Pero no todo se puede vender ni todo se puede comprar. Dios, por ejemplo, no está a la venta. Jesús pudo haber tenido un gran reino y haber sido muy rico en esta tierra, pero prefirió vivir sin tener siquiera un lugar donde recostar su cabeza.

Dios no se vende. No lo puedes comprar. No puedes entrar a su Reino a través del dinero, sino a través de la fe. Eso es justamente, lo que lo hace tan valioso y precioso. El Reino de Dios es como un tesoro. Te invito a que no atiendas a las voces del sistema, sino a la preciosa voz de Dios, que no te invade ni te bombardea con anuncios o publicidad engañosa, sino que es un susurro, una suave brisa. Él está tocando a tu puerta. Diciéndote que no odies, que perdones, que no juzgues, que ames a tu enemigo, que te acerques a Él. Si no tienes la fuerza para cumplir todo aquello, Dios sí tiene esa fuerza. Dios es nuestra torre fuerte. 

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