Jesús y las mujeres

En tiempos de Jesús, la mujer debía pasar inadvertida. Un escriba de la época dijo: “No hables mucho con una mujer. Esto vale de tu propia mujer, pero mucho más de la mujer de tu prójimo”. Se prohibía encontrarse a solas con una mujer, mirar a una mujer casada e incluso saludarla. Era un deshonor para un aprendiz de escriba hablar con una mujer en la calle. Filón, un filósofo judío, decía: “A las mujeres les conviene quedarse en casa y vivir retiradas. Las jóvenes deben estar en aposentos retirados, poniendo como límite la puerta (con los aposentos de los hombres), y las mujeres casadas, la puerta del patio como límite”. Los deberes de las mujeres casadas consistían en moler, coser, lavar, cocinar, hilar, tejer, prepararle la copa al marido, lavarle la cara, las manos y los pies. En resumen, se prefería que la mujer no saliese y no participara de la vida pública [1].

Debido a esto, resulta escandaloso y revelador el hecho de que Jesús hubiese entablado una conversación con una mujer desconocida (la samaritana) a la cual pidió agua. Los discípulos quedaron extrañados de este suceso, pero no se atrevieron a preguntarle (Juan 4, 27). 

Jesús no termina aquí, sino que además, fue hospedado por una mujer llamada Marta, la cual tenía una hermana (María) que según nos relata la Biblia, se sentó a los pies de Jesús para escuchar las palabras que decía, mientras Marta se quejaba porque ella no la ayudaba a realizar los quehaceres del hogar (Lc 10, 38).

Como si fueran pocos los dos ejemplos anteriores, tenemos más evidencias de que Jesús rompió con muchas (¿todas?) de las costumbres de la época respecto a las mujeres. Sabemos que, además de los doce discípulos, lo acompañaban mujeres que habían sido sanadas de espíritus malignos y de enfermedades. Dentro de este grupo estaban María de Magdala (a la que llamaban Magdalena); Juana (esposa del administrador de Herodes); Susana y muchas más que lo ayudaban económicamente (Lc 8, 1-3).  

Cuando Jesús resucita de entre los muertos, fue María Magdalena la primera en ir al sepulcro vacío (probablemente a llorar por él) y ella da voz de alarma entre los discípulos de que la piedra del sepulcro no estaba. Luego es María Magdalena —ella sola— quien ve a los ángeles. Veamos el pasaje (Jn 20, 10-16):

Los discípulos regresaron a su casa, pero María se quedó afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro, y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies.
—¿Por qué lloras, mujer? —le preguntaron los ángeles.
—Es que se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto —les respondió.
Apenas dijo esto, volvió la mirada y allí vio a Jesús de pie, aunque no sabía que era él. Jesús le dijo: —¿Por qué lloras, mujer? ¿A quién buscas?
Ella, pensando que se trataba del que cuidaba el huerto, le dijo:
—Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde lo ha puesto, y yo iré por él.
—María —le dijo Jesús.
Ella se volvió y exclamó:
—¡Raboni! (que en arameo significa: Maestro).

El hecho de que se hubiera aparecido a María no tuvo mucho efecto entre los discípulos, ya que las mujeres no estaban cualificadas como testigos. Nadie le dio crédito (Lc 24, 10; Mc 16, 10). Pero ¡qué gran honor para María Magdalena haber sido la primera en tener una angelofanía y, sobre todo, una Cristofanía! Este sería solo el comienzo de las muchas apariciones de Jesús a sus discípulos. El hecho de que haya sido primero a una mujer indica que Jesús la apreciaba en una especial manera. Tal vez porque se habría comportado de forma valiente durante su pasión (sufrimiento en la cruz). Algunos investigadores poco serios y poco rigurosos, han entendido esto como si Jesús hubiera tenido una relación erótica con ella. Nada más errado. La relación de Jesús con ella fue de amistad o de discípula frente a un maestro. Como pueden ver, los evangelios no tienen dificultades en mostrar todas las rupturas de Jesús con las costumbres de la época. Tal vez a nuestros ojos occidentales modernos, Jesús no hacía nada malo en entablar conversaciones con mujeres, pero a los ojos de un fariseo era totalmente reprobable. Entonces ¿por qué los evangelios habrían silenciado aquello? No tiene sentido. 

Jesús dignificó a la mujer. Fue amigo de ellas, les permitió que le dieran ayuda económica, permitía que le escuchasen, conversaba con ellas, etc. Jesús prohibió el divorcio a sus discípulos. Esto también fue una medida pro-mujer, ya que en aquella época el divorcio lo decidía solamente el hombre y la mujer era repudiada. Jesús no se dejó llevar por las “buenas costumbres”, ya que muchas veces estas van en contra de la moral. Que algo se repita mucho tiempo no significa que esté bien. Deberíamos tratar de seguir su ejemplo hoy y no dejarnos llevar por el “qué dirán”.

No me queda más que admirar el amor de Jesús para con todos y todas, traspasando las barreras sociales, en una época en donde abundaban el machismo y las clases sociales.

¿Qué tan diferentes somos nosotros como sociedad? 

1. Jeremias, Joaquim. “Jerusalén en tiempos de Jesús”. Cap. VII. La situación social de la mujer. Páginas 371-388.

Consejos para un niño o niña que se acerca a Dios

Niño, niña: tú que te acercas a Dios. Lo primero que debes saber es que el Reino de Dios te pertenece. Déjate guiar por Dios. Él te sostendrá y bendecirá. La Biblia dice que Jesús bendecía a los niños y quien no fuera como uno de ellos —es decir, como uno de ustedes— no entraría a Su Reino.

Las Sagradas Escrituras muchas veces usan analogías con árboles. Así como un árbol está expuesto a peligros como un leñador o una tormenta eléctrica, también todos nosotros estamos expuestos a peligros. Ten cuidado. Sabrás reconocer una persona que pertenezca al Reino de Dios —así como tú— cuando posea el Espíritu Santo. El Espíritu Santo hace que un árbol produzca frutos buenos: amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad y humildad. Quienes no tienen el Espíritu producen malos frutos: inmoralidades, hacen cosas impuras y viciosas, adoran ídolos, practican la brujería, mantienen odios, discordias, celos, se enojan fácilmente, causan rivalidades y son envidiosos.

Niño, niña: Dios te ama. Parece una frase sencilla, pero está llena de profundidad, belleza y sabiduría. Dios se ha acercado a ti. Dios bajó de las alturas de los cielos y convivió con nosotros. Sufrió por los errores de todos nosotros y venció: resucitó.

Si soñabas con ser una princesa, te doy la buena noticia de que ya lo eres. Tu sueño se ha hecho realidad. Si soñabas con ser una persona importante, te doy la buena noticia de que ya eres parte del Reino más grande que haya existido. Un Reino que nunca terminará, a diferencia de los reinos de esta Tierra que perecen.  Si te gusta crear mundos y eres imaginativo, te doy la buena noticia de que Jesús ya tiene preparado un nuevo mundo para ti, mucho mejor que todos los que hayas creado con tu mente. 

¿Qué quiere Dios de ti? Él quiere tu corazón. Quiere que le ames. Quiere ser lo más importante en tu vida. Mantén tu amor hacia Él y permítele brillar a través de ti, viviendo en ti. Una luz es imposible de ocultar.

Él quiere estar contigo y quiere que pases tiempo con Él. Quiere saber tus problemas, tus alegrías, tus penas. Quiere comunicarse contigo. Te aconsejo que converses con Él cada día. Te aseguro que si hablas con Él, tus problemas te parecerán más pequeños, porque los compararás con Su grandeza; tus alegrías serán mucho más grandes porque Su gozo henchirá tu corazón; tus penas sanarán más pronto porque Él es el consolador, y la paz llenará todo tu ser. 

La ley divina

Hay un pasaje —no muy conocido— que quiero enseñar hoy. Se trata de Deuteronomio 6, 4-9.

Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente como una marca; escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades.

Este pasaje contiene el principal mandamiento que Dios ordenó: “Amarás a Dios con todo tu corazón…”. No puede haber una cosa o una persona más importante que Dios en sus vida. Dios siempre debe ser su prioridad principal y a quien amen más. Antes que Dios no puede estar ni siquiera sus hijos, su marido, su esposa, su carrera, etc. De todos modos, yo he descubierto que quienes cumplen con este mandamiento, aman mejor a sus familias y amigos. 

La Biblia señala que debemos hablar de la ley de Dios en todo momento. No solo en una hora determinada o lugar determinado. Por ejemplo, un domingo en Misa o en el culto, en el templo. Puede ser en un camino, en la casa, en el colegio. Cualquier momento es buen momento para hablar de las leyes divinas.  La ordenanza tampoco limita a los profesores, sacerdotes o jefes religiosos. Es un mandamiento inclusivo, no exclusivo. Todos deben hacerlo. Muchos delegan en otros este deber sagrado y constante. Sucede también que muchos conocen más las leyes de este mundo (lo cual no es malo, pero sí insuficiente) que las leyes que dictó Dios.

Los judíos entendieron literalmente este pasaje y se fabricaron filacterias: unas pequeñas cajas que contienen pergaminos enrollados con porciones de las Escrituras. Estas se las atan a los brazos, manos, etc. Sin embargo, esto no es lo que quiso decir Dios. El hecho de que de que diga que las atemos a nuestras manos significa que debemos poner por obra la ley divina y que debe regir todo nuestro comportamiento. El hecho de que llevemos la ley en la frente, como una marca, significa que debe estar en nuestra mente y regir todos nuestros pensamientos.

Este es un llamado principalmente a los padres. Para que enseñen a sus hijos o futuros hijos en la ley de Dios. A los padres les enseñan que les cuenten un cuento de hadas en la noche para que sus hijos se queden dormidos, pero qué pocos hablan acerca de enseñar la Ley de Dios al “acostarse”. Les enseñan que al despertar deben darles un buen desayuno a sus hijos, pero qué pocos son los que les dan el mejor alimento a sus hijos: la Palabra de Dios “al levantarse”. Para poder enseñar, primero deben conocer. Para conocer, primero deben leer la Biblia. Las Sagradas Escrituras no son un libro más. Son un libro muy importante en nuestras vidas. Para empezar, deben saber cuál es el resumen de la ley de Dios y los mandamientos más importantes. Si comienzan con esto, es un excelente avance.

Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes. De hecho, esto es la ley y los profetas. (Mateo 7, 12).

“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente” —le respondió Jesús—. Éste es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a éste: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.”De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas. (Mateo 22, 37-40).

La ley de Dios no es fácil de cumplir, sin embargo, para quienes la cumplen les están preparadas grandes bendiciones. Quienes no la cumplen, les esperan maldiciones.

Lo importante es que Dios les permite entrar en su Reino gratuitamente, mediante la sangre de Cristo. No hay ningún mérito que cumplir para ingresar. No hay test ni examen previo. El Reino de Dios no es democrático: es “graciocrático”. Si se equivocan en las leyes, les serán perdonadas sus ofensas; aunque para esto hay un requisito: ustedes también deben perdonar a quienes les ofenden. Con la vara que midan serán medidos. 

Dios sea con todos nosotros. Amén. 

Consejo: no celebres Halloween

Mi consejo es que no celebren Halloween, ya que tiene raíces paganas celtas que se acercan a lo diabólico.

¿Sabían que el origen de esta celebración se encuentra en una fiesta pagana llamada Samhain que se celebraba, aproximadamente, en el siglo X en la Irlanda Gaélica?

Samhain marcaba el fin de las cosechas y el comienzo del invierno o el periodo oscuro del año. Se encendían hogueras y se hacían rituales, algunos de los cuales insinúan que alguna vez hubo sacrificios humanos. Se realizaban “juegos” de ocultismo también en esta fecha.

Samhain era visto como el tiempo en que la puerta al Otro Mundo se abría lo suficiente para traer a las almas de los muertos y otros seres. Imaginen qué tipo de seres eran los que invocarían.

Los jefes religiosos de aquella época, turbadamente, mezclaron esta fiesta pagana con una celebración religiosa (la cual Jesús nunca instituyó): el Día de Todos los Santos. Digo “turbadamente” porque la Biblia es enfática en no mezclar las cosas costumbres divinas con las paganas. Y aprovecho de acotar que la única conmemoración religiosa que Jesús instituyó fue la Última Cena del pan sin levadura (simbolizando su carne) y vino (simbolizando su sangre). “Hagan esto en memoria de mí”, dijo Jesús. 

Algunos me dirán que el asunto no es tan grave, que solo es un juego. El riesgo es justamente ese: a los demonios les conviene que veamos celebraciones así como un simple juego. De esa forma caemos “en nuestra propia trampa”. No nos damos cuenta cuando estamos disfrazándonos de brujos, de diablos, de duendes y contando historias tenebrosas de juego.

Debemos siempre velar. Debemos ser prudentes como serpientes. Debemos estar atentos a los engaños. En vez de celebrar Halloween, los invito a orar, acercarse más a Dios, comunicarse con Él, colocarlo como prioridad en nuestras vidas y ser sabios.

Feliz día del profesor

La pedagogía no es enseñar a tildar o enseñar a sumar; no es enseñar fechas históricas o el abecedario. Esto es solo un relleno, un pretexto.

La educación es enseñar a los niños que nunca pierdan su inocencia, su fe, su sencillez: valores que los adultos se encargan de apagar, en vez de promover. Jesús dijo que de los niños es el Reino de Dios.

La educación consiste en aprender de tus alumnos, no tanto en enseñarles. Aprender de su candidez, de cómo enfrentan la vida, de cómo logran sus sueños.

La educación no se trata de conocer las notas de tus alumnos o su buena o mala conducta; se trata de saber qué les sucede a tus alumnos, qué les gusta, qué piensan, qué cambiarían, qué sueñan, qué les gustaría ser cuando grandes. La educación se trata de conocer a tus alumnos, sus problemas, sus dudas existenciales. La educación es reír con los alumnos y jugar con ellos; es hacerlos dar lo máximo de sí; es lograr que sean ellos mismos y guiarlos para que sean cada vez mejores personas.

Hay muchas personas que asocian la educación con un colegio, con una asignatura, con tareas, con talleres. Pero la verdad es que la educación no se remite a un recinto físico ni a un tramo horario.

Quienes se dedican a profesores en nuestro país y dicen que no les gusta, me cuesta creerles. Es la profesión más hermosa. Desde mi punto de vista, lo que no les gusta a los profesores es que les paguen malos sueldos, que no valoricen su esfuerzo, hacer pruebas, corregir pruebas, cumplir horarios, levantarse muy temprano en la mañana, irse a sus hogares muy tarde, hacer reuniones de curso, planificar, reuniones con colegas, etc.; pero ¿es esto realmente la educación?

Así como la religión no es un ritual, la educación no es hacer pruebas; así como el Cristianismo no consiste en asistir al templo, la Educación no consiste en asistir a la escuela.

Se dice que los principales educadores son los profesores: grave error. Otros, más liberales, dicen que los más importantes en la educación de los hijos son los padres: otro grave error. La verdad es que el principal educador y maestro es Dios. Jesús enseñaba en las sinagogas, en los montes, en los caminos, etc. Enseñaba con sus actos, sus sentimientos, sus oraciones y sus palabras. Nos enseñó con su nacimiento, con su vida y con su pasión en la cruz. Él es el Maestro, por excelencia.

Dios nos dice que enseñemos a otros: a nuestros hijos, a nuestros amigos, a nuestro prójimo acerca de Él; y Dios nos enseña cada día en nuestros corazones. 

Por eso los invito a meditar en este día del profesor. Celebren a quienes se dedican a esta profesión, a quienes estudiaron esta carrera en la Universidad. Pero no olviden que todos somos, podemos y debemos ser profesores. 

El perdón

Jacob está muy asustado. Su hermano Esaú se acerca a una distancia considerable. Piensa que Esaú estará enojado. No obstante, tiene razón para pensar esto. Revisemos por qué.

[En este artículo haré un resumen del libro de Génesis (capítulos 25 al 33). El tiempo presente es la situación del párrafo anterior, lo que sigue a continuación es cómo Jacob llegó a esta situación. Comencemos el flashback.]

Isaac fue padre de los dos mellizos, Jacob y Esaú, a los 80 años. Murió cuando tenía 180 años. Supongo que debido a su avanzada edad había quedado ciego.  

En su juventud, Jacob había convencido de que Esaú —el hermano mayor— le vendiera su primogenitura por pan y un guiso de lentejas. En ese tiempo, ser el primogénito era un honor. El primogénito era quien recibía la “mejor” bendición del padre y todos los privilegios.

Años después, junto a su madre, engañaron a su padre. Isaac amaba a Esaú porque era un hombre de campo y buen cazador. Jacob, por el contrario, era un hombre tranquilo, y le agradaba quedarse en casa. Isaac —el padre de Jacob— prefería a Esaú porque le gustaba comer de lo que cazaba. Rebeca —la madre de Jacob—, en cambio, prefería a Jacob. (No podemos decir que eran excelentes padres. Hacían preferencias. ¿Pero quién es un excelente padre?). Por esta razón, un día en que Isaac era de avanzada edad, la esposa y Jacob lo engañan, y aprovechándose de que Isaac no veía, hacen que en vez de que Esaú recibiera la bendición, la recibiera Jacob. 

Cuando volvía del campo, Esaú le traía comida a su padre esperando que lo bendijera. Al enterarse que Isaac ya había bendecido a Jacob, se enojó tanto que deseó y planificó matar a su hermano. Al saber Rebeca que Esaú planeaba matar a Jacob, le dice a su hijo que huya y que viviera con su tío Labán hasta que se le pasara el enojo a Esaú. Talvez olvidaría todo esto con el tiempo.

El tiempo pasó. Exactamente, 14 años.

[Ahora volvemos al presente]

Jacob ya estaba casado con la mujer que amaba: Raquel. Se había ido de la tierra de Labán. Este hombre era escogido de Dios: tuvo el honor de ver ángeles. La Biblia dice que unos ángeles salieron al encuentro en su camino (Gn 32,1).

Sin embargo, pese a que Dios le da tantas señales de ser su escogido, Jacob está asustado. Piensa que aún Esaú estaba enojado con él, por lo que, desde su tierra, le envía mensajeros con regalos (vacas, ovejas, etc.) para aplacar la ira de su hermano mayor. A su vez, no cesaba de orar a Dios y pedir misericordia, para ser librado de la ira de Esaú. Cuando vuelven los hombres de Jacob, le dicen que Esaú se dirigía en camino hacia él con 400 hombres. Jacob, paranoico y aterrado, planea un plan de escape. Divide todo y a todos en dos grupos, para que si su hermano atacaba un grupo, el otro sobreviviera.

Jacob ya puede divisar a Esaú. No cesa en enviarle regalos. Pero el encuentro es inevitable. Y aquí prefiero citar porque creo que es uno de los momentos más emotivos de la Biblia  (Génesis 33, 1-9)..

Jacob, por su parte, se adelantó a ellos, inclinándose hasta el suelo siete veces mientras se iba acercando a su hermano. Pero Esaú corrió a su encuentro y, echándole los brazos al cuello, lo abrazó y lo besó. Entonces los dos se pusieron a llorar. Luego Esaú alzó la vista y, al ver a las mujeres y a los niños, preguntó:
—¿Quiénes son estos que te acompañan?

—Son los hijos que Dios le ha concedido a tu siervo —respondió Jacob. […]

—¿Qué significan todas estas manadas que han salido a mi encuentro? —preguntó Esaú.
—Intentaba con ellas ganarme tu confianza —contestó Jacob.
—Hermano mío —repuso Esaú—, ya tengo más que suficiente. Quédate con lo que te pertenece.

Esaú no guardaba rencor en su corazón. Había perdonado a Jacob. Lo más sorprendente es que Dios a ambos los había hecho ricos. El que Jacob fuera elegido por Dios no significaba que a Esaú lo abandonaría o lo haría pobre, sino que significaba que de la descendencia de Jacob provendría el Salvador de la humanidad.

Pero Jacob no estaba tan equivocado. Pese a que había errado en pensar en que su hermano podría guardarle rencor después de 14 años y no conocer su corazón, no estaba equivocado en buscar el favor de su hermano. Jesús dice: “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces vuelve y presenta tu ofrenda”. Esto es precisamente lo que hizo Jacob. Primero buscó reconciliarse con su hermano. Es importante que no tengamos rencillas pendientes con nuestros hermanos, nuestros amigos y la comunidad, en general. Todo lo que atamos en la tierra es atado en el Cielo y todo lo que desatamos en la tierra es desatado en el Cielo.

Debemos perdonar a quienes nos ofenden, debemos orar por quienes nos maldicen, debemos colocar la otra mejilla. Ese es el mensaje de Cristo. ¡Cuánta falta le hace a nuestro mundo este mensaje!

Esaú, de alguna forma, fue enseñado por Dios, y aprendió a perdonar a su hermano. Tal vez ni siquiera lo mataría desde un principio, sino que podría haberlo amenazado por un arrebato del momento. O tal vez Dios suavizó su corazón en esos 14 años y le enseñó lo correcto. No lo sabemos. 

La venganza en nuestros tiempos, se cree que es buena. El rencor se ve como algo digno. La ira se fomenta. La violencia se alimenta. Pero nosotros, como cristianos, debemos ser luz a este mundo e ir en contracorriente. Esa luz no proviene tanto de nuestros actos (siempre nos equivocamos), sino que proviene de Cristo. Jesús resplandece en el corazón de sus discípulos.

Sin embargo, creo que hay algo más maravilloso: el perdón de Dios. Cuando Jesús estaba siendo crucificado, perdonó al criminal que se encontraba a su lado y le dijo: “Amén, estarás hoy conmigo en el Paraíso”.  No importa qué tan grave es tu falta. Dios ofrece gracia infinita para perdonarte. Dios no es como un gerente general que te despide si no cumples los objetivos o te equivocas gravemente. Jacob siempre es recordado en la Biblia como el elegido de Dios, pese a haber engañado a su hermano, pese a haber aprovechado un momento de debilidad en Esaú y “comprarle” la primogenitura. Cuando Dios elige, lo hace por gracia y no por méritos.

Para terminar, les dejo una canción de tobyMac: un cantante cristiano contemporáneo. La canción se llama “Forgiveness”. Les escribiré y traduciré lo que dice el coro (es muy extensa para traducirla entera). 

‘Cause we all make mistakes sometimes [porque todos cometemos errores a veces] / And we’ve all stepped across that line [y todos nos hemos salido de la línea de lo correcto] / But nothing’s sweeter than the day we find [pero nada es más dulce que el día en que encontramos] /Forgiveness, forgiveness [el perdón] / And we all stumble and we fall [y todos nosotros nos tropezamos y caemos] / Bridges burn in the heat of it all [los puentes arden en el calor de todos] / But nothing’s sweeter than the day, [pero nada es más dulce que el día] / sweeter than the day we call [nada es más dulce que el día en que invocamos perdón] / out for forgiveness

No matter how lost you are, you’re not that far, you’re not too far [No importa cuán perdido estás. No estás tan lejos] / No matter how hurt you are, you’re not that far, you’re not too far [No importa cuán herido estás. No estás tan lejos] / No matter how wrong you are, you’re not that far, you’re not too far [No importa cuán equivocado estás, no estás tan lejos] / No matter who you are, you’re not that far, you’re not too far [No importa quién eres, no estás tan lejos] / From forgiveness [del perdón] / Ask for forgiveness [Busca el perdón]. 

Worn

Generalmente, tiendo a tener una mirada crítica hacia los cantantes cristianos debido a que muchas veces suprimen de sus canciones sentimientos de tristeza o desesperanza. Emociones que experimentamos, supongo, todos los cristianos. Pese a que intentamos mantenernos con gozo del Espíritu Santo, hay momentos en que las fuerzas humanas nos fallan y tendemos a desfallecer. Hace poco conocí una banda de música cristiana contemporánea que no tiene tapujos en mostrarse más auténticos. Les dejo aquí la letra, el vídeo y mi traducción. 

Banda: Tenth Avenue North

Album: The Struggle (2012)

Canción: Worn

I’m tired I’m worn [Estoy cansado, estoy exhausto] / My heart is heavy  [Mi corazón se siente pesado] / From the work it takes to keep on breathing [Por el trabajo que cuesta mantenerse respirando] / I’ve made mistakes [He cometido errores] / I’ve let my hope fail  [He dejado que mi esperanza decaiga] / My soul feels crushed by the weight of this world [Mi alma se siente golpeada por el peso del mundo] /  And I know that you can give me rest [Y yo sé que Tú me puedes dar descanso] / So I cry out with all that I have left [Por lo que clamo a ti con la fuerza que me queda] 

Let me see redemption win [Déjame ver que la redención triunfa] / Let me know the struggle ends [Déjame ver que la lucha finaliza] / That you can mend a heart that’s frail and torn [Que Tú puedes enmendar un corazón que está frágil y roto] / I wanna know the sun can rise from the ashes of a broken life [Quiero saber que el sol se puede levantar de las cenizas de una vida rota] / And all that’s dead inside can be reborn  [Y todo aquello que está muerto dentro puede volver a nacer] / Cause I’m worn [Porque estoy exhausto]

I know I need to lift my eyes up [Yo sé que necesito que levantes mi visión] / But im too weak [Pero estoy tan débil] / Life just won’t let up [La vida, por sí sola, no mejorará] / And I know that you can give me rest [Y sé que Tú puedes darme descanso] / So I cry out with all that I have left [Así que clamo a ti con las fuerzas que me van quedando] / Let me see redemption win [Déjame ver que la redención triunfa] / Let me know the struggle ends [Déjame ver que la lucha finaliza] / That you can mend a heart that’s frail and torn [Que Tú puedes enmendar un corazón que está frágil y roto] / I wanna know a song can rise from the ashes of a broken life [Quiero saber que una canción se puede levantar de las cenizas de una vida rota] / And all that’s dead inside can be reborn  [Y todo aquello que está muerto dentro puede volver a nacer] / 

Cause I’m worn [Porque estoy exhausto] / My prayers are wearing thin [Mis oraciones se están volviendo débiles] / And I’m worn  [Y estoy agotado] / Even before the day begins [Incluso antes de que el día comience] / I’m worn [Estoy agotado] / I’ve lost my will to fight [He perdido mi voluntad para luchar] / I’m worn [Estoy agotado] / Heaven come and flood my eyes [Que el Cielo venga e inunde mis ojos]

Enigma

¿Por qué Jesús hablaba en parábolas? ¿Por qué la Biblia es tan difícil de entender? ¿Por qué tantas personas no comprenden algunas voces que escuchan o las imágenes que ven? ¿Por qué las personas no comprenden lo que significan sus sueños?

Respondamos estas preguntas. Busquemos las respuestas.

Hay una cosa que tenemos que tener presente con Dios. Él nos habla en enigma¿Por qué? ¿Para qué esto? ¿No sería más fácil que nos diera el mensaje claro y sencillo? Dios nos habla con enigma para cuidarnos de nuestra propia arrogancia. Si nos diera mensajes absolutamente claros, podríamos caer en el error de que nosotros somos quienes tenemos algún poder y visualizamos el más allá. Además, Dios desea que lo busquemos con todas nuestras fuerzas. Dios quiere que tengamos una relación más cercana con Él; si el mensaje fuera claro, no volveríamos con tanta frecuencia a Dios para preguntarle. Él desea que una vez dado el mensaje, le preguntemos qué es lo que nos ha dicho. Quiere que meditemos en nuestra vida, en lo que hemos hecho, en lo que hacemos, en nuestro sentido.

He escuchado a otras personas que Jesús hablaba en parábolas para que la gente comprendiera mejor. Esto es falso, en cierta medida. Es verdad que usaba elementos  de la vida cotidiana (en la época de Jesús) como árboles, ovejas, lobos, pastores, viudas, vírgenes, candelabros, etc.; pero el significado de estas parábolas era oculto para la mayoría de la gente que oía. Su significado solo se lo explicaba a sus doce discípulos. Jesús dijo: “Muchos son llamados, pero pocos escogidos” (Mat 20,16).

Si buscamos la definición de enigma en una enciclopedia encontramos que es un tipo de acertijo expresado en un lenguaje radical o alegórico que requiere ingenuidad y atención para llegar a su solución. Jesús dijo: “Yo los envío como ovejas en medio de lobos. Sean, pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas” (Mat 10,16).

Mucha gente no conoce su vocación, para qué han venido a esta Tierra, no entienden el significado de sus vidas. Algunos, desesperados por encontrar respuestas, toman caminos errados como el tarot, adivinación, horóscopos y hechicerías para comprender. Esto solo los puede llevar a mayor confusión. Otros buscan respuestas en las energías de la naturaleza, en los chakras, en las inexistentes vidas pasadas. Hay otros que erradamente acuden a mortales comunes para que le expliquen sus sueños. Yo aconsejo acudir a Dios. Cuando tienes un sueño, generalmente es que Dios se está tratando de comunicar contigo. No busques en lo humano algo que solo Dios puede responder. Yo los invito a un conocimiento más excelente: el conocimiento de Dios.

Termino mi artículo con un versículo que retrata resume muy bien lo que he expuesto:

Ahora vemos por espejo, oscuramente; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré como fui conocido. (1 Corintios 13,12).